Son valores tan arraigados en nuestra cultura que algunos hijos después de emigrar, no se sienten completos hasta que no se traen a su mamá, a vivir con ellos y sus nietos, todos bajo el mísmo techo.
Mis amigas recientemente hablaron del tema, adoran a sus hijos, pero no quieren ser una carga, perder su independencia, vivir arrimadas, ni que todos decidan por ellas. Lo malo es que tampoco quieren quedarse solas.
Por eso están hablando de alquilar un edificio, que cada quien tenga su apartamento, estar juntas, pero no revueltas.
Otras plantean volver a los tiempos de la universidad, buscar una casa, compartir todo, construir una familia de gente mayor, en donde todos entiendan las necesidades del otro y nadie se sienta sólo.
Como tengo pareja en este plan, por ahora, no me incluyo, pero en mis años dorados también quiero seguir compartiendo con gente de mi edad y con los mismos intereses. Es lo que escogieron mis suegros, vivir en una comunidad para “mayores”, con todo lo que necesitan sin salir de la cuadra.
Cada Viernes, una de las parejas cocina, ven películas, juegan cartas, van a la playa, comparten sus años dorados sin prisa.
Si eres feliz viviendo con hijos, nietos, nueras y yernos, seguramente así querrás terminar tus dias, pero si como mis amigas, siempre viviste sóla, organíza tus ingresos, para que mientras puedas, sigas decidiendo tú, hasta el último suspiro.