Thursday, July 30, 2015

CANTANDO LA PESADILLA DE SER INMIGRANTE.


La música es el medio de expresión más antiguo de la humanidad. Cuando no habían palabras, habían sonidos. La música fué primero.

Gracias a la música nuestros antepasados, cantaban su dolor, cuando no existian palabras, o estaban prohibidas. Así nacieron las serenatas,  los blues, los boleros, las rancheras, los lamentos una manera de llorar y reir cantando.

La música es acción y oposición  es la  voz del corazón expresando alegría o dolor.

Mi hijo nació cantante y después de 15 años de estudios y entrenamiento se convirtió en tenor.

El año pasado me sorprendió con un libreto enorme lleno de escalas y notas musicales: “mamá acabo de parir mi historia” –me dijo– . Su biografía se convirtió en canción.

Leí el texto y en sus palabras también encontré mi historia, ví a mis compañeros y vecinos. Las luchas, triunfos, derrotas y conquistas de muchos que como mi hijo y yo, vinimos de paso y nos fuimos quedando. Ahora somos inmigrantes, trabajadores  construyendo sueños, aportando y creando. No “ladrones”, no “traficantes”, nada de eso "señor" Donald.

Mi hijo sin querer se convirtió en inmigrante y de eso habla y canta en su musical.

Como muchos trabajó en restaurantes para cubrir el pago de sus estudios, después de quedarse sin beca, gracias a los ataques en Nueva York, que transformó en enemigos a  todos los extranjeros. Aprendió a  lavar platos, a cocinar y a servir mesas, aprendió de todo. Trabajaba y estudiaba, estudiaba y cantaba y hoy después de 4 años de trabajo, presenta su musical.

“Inmigrante”  se estrenará en Septiembre en el Teatro Aguijón de Chicago, allí estás tú y yo, nosotros, los extranjeros, cocinándonos a fuego lento en un restaurante en donde intentamos despertar de la pesadilla, para disfrutar del “sueño”.

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