Thursday, July 30, 2015

Juntos después de todo.


Mi papá era un hombre justo, cuando le compraba un regalo a su novia, le daba uno igualito a mi mamá. Fue así como  descubrió que su esposo, no sólo tenía una doble vida con hijos y casa, sino que  ambas disfrutaban de los mismos obsequios.

Por años mi papá mantuvo el secreto de la amante, hasta aquel dia cuando revisando las facturas de pagos, mi mamá encontró la del tocadisco Philips, que mi papá recien le había regalado. Primero sonrió agradecida, luego con dolor  notó que ni el nombre, ni la dirección del destinatario correspondian a su casa o a su familia.

Era un Sábado, cuando mi mamá me dijo que la acompañara; tomamos un taxi y factura en mano le mostró  al conductor a dónde quería que la llevara.

La puerta la abrió una niña y sin invitación mi mamá se metió hasta la sala en donde una mujer y su hijos escuchaban música en otro tocadisco Philips.

Aunque las mujeres no se habían visto nunca, se reconocieron. Mi mamá estaba furiosa, pero no hizo nada, llorosa lanzó la factura y le dijo: “quédate con él”.

Aunque con los años mi mamá lo perdonó, nunca más vivieron juntos, ni durmieron en la misma cama, eran parientes que se respetaban porque tenían una familia y una historia en común.

Hijos y nietos los visitaban en sus respectivas casas, hasta que ninguno de los dos pudo valerse por sí mismo, entonces mi hermana ofreció una solución: “Me los llevo a mi casa, los cuidaremos entre todos.

Así fue como mi papá y mi mamá terminaron juntos en la misma casa y en el mismo cuarto, pero como hermanos durmiendo en camas separadas. Los vimos cuidarse y mimarse, llenos de amor hasta que partieron.

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