Friday, July 31, 2015

A mi que me manejen.







A mi que me manejen

Además de ser conveniente y divertido manejar es símbolo de libertad e independencia,  especialmente para la gente “grande”. Sin embargo, a medida que crecemos hay factores que afectan nuestra capacidad y habilidad para hacerlo.

Ayer iba distraída  hablando con mi nieto y casi me pasé una luz roja, en una avenida inmensa. Todo el mundo me insultó y me vio raro, mientras yo le daba gracias a Dios porque pude reaccionar a tiempo.

Según un estudio de la triple A, las personas que pasan de los 85  producen cuatro veces más  accidentes fatales que los jóvenes, yo tengo 60, pero debo confesar que me distraigo.

En los próximos 20 años, se triplicarán las personas mayores de 70 autorizadas para manejar y como a veces somos tercos, tendrá que ser nuestra familia o las autoridades, las que nos quiten las llaves cuando noten que no estamos actos para hacerlo.

En California si eres "grande" y produces dos o tres choques al año no te dan  licencia.

En Illinois los  mayores de 74 años deben ir en persona a renovar su permiso por cuatro años, luego de los 86 se las dan por dos años, después de los 87 cada año.

Con la edad no sólo se nos cae todo, sino que vemos menos, nos falla el oido, los reflejos no son tan precisos y disminuye el sentido de la proximidad. Si tomamos medicamentos podría afectarse la memoria y la coordinación, pasarnos una luz roja y confundir el freno con el acelerador.

Es muy triste que por la edad nos quiten el control del volante,  pero no queremos morir antes de tiempo y mucho menos llevarnos a otros con nosotros, asi que cuando nos empiecen a fallar todos los sentidos, usemos el sentido común, tomemos transporte público o dejemos que otros nos lleven y nos traigan.

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