Hace unos dias mi hijo me llamó preocupado para decirme que no me sorprendiera cuando Sebastian, mi nieto me comentara acerca de su descubrimiento...
Los Martes lo llevo al Futbol y en el camino, sin anestesia y con la seguridad que dá el saber, me dijo: “abuela, Santa Claus no existe”.
Creí que estaba preparada, pero en ese instante mi niñito, se hizo grande, lo imaginé con bigote, yéndose a la Universidad, la magia que envuelve a Santa Claus, al Niño Jesús o a San Nicolas, como lo quieras llamar se me escapaba con aquella confesión tan inapropiada justo antes de la Navidad.
Me quedé en silencio, tragué grueso y se me aguaron los ojos. Miré por el retrovisor, la carita de sabeloto se puso seria y como quien acaba de cometer una fechoria, me dijo: “abuela, tú lo sabias verdad?”. Seguí en silencio, buscando las palabras adecuadas para explicar esta hermosa historia con la que crecimos.
Respondí como lo haría mi mamá, con una pregunta. Mi amor, quién es Santa Claus?: Me dijo, “mi papá, mi mamá”... lo interrumpí, y yo, y tu abuelo y tus tios y tú, tú también eres Santa Claus, todo el mundo es Santa Claus, Santa Claus somos todos los que nos gusta regalar y hacer cosas buenas. Tú crees en eso? Tu no crees que eso existe?
Sé quedó en silencio y suavecito me respondió, “creo que sí, pero por qué lloras abuela?”
Bueno, porque no quiero que dejes de creer, porque cuando creemos todo es posible y en estos dias especialmente, tú puedes ser un mago o un Santa Claus,regalando abrazos y sonrisas, ayudando, trayendo alegría y fantasía a todo el que se te acerque, !ah ,y pide porque la vida siempre te da.
Me callé, y desde la parte trasera del carro nadie respondió, mi hermoso “sabelotodo” se había quedado dormido.
