Tuesday, January 20, 2015

Yo pude, si se puede...

Me encanta comer y tomar, por fortuna nunca he sido gorda. Sin embardo desde que cumplí los 55, empecé a ganar peso, no lo suficiente para alarmarme, pero si para cuidarme y controlar la comida.

Recientemente cuando recibí mis examenes de sangre la doctora me dijo que mi colesterol estaba alto y me recomendó bajar grasas y carbohidratos y comer más vegetales. Me sorprendí porque no como grasas y los vegatales y frutas son parte de mi vida.

Venía Diciembre con su comedera y tomadera, hacer dieta era imposible, asi que apenas terminaron las fiestas, con la cara más redonda de lo normal, mis 11 libras extras y la culpa en niveles intolerables, emprendí mi propio régimen.

Aunque en este pais hay una pastilla para todo, yo sólo tomo vitaminas, mi experiencia me dice que comiendo sano y haciendo ejercicios el cuerpo responde.

El Lunes 5 de Enero retomé el gimnasio,media hora corriendo y máquinas (cinco dias).

Mi desayuno incluye dos frutas en batido con agua, dos cucharadas de avena, nueces y ciruelas pasas. Almuerzo ensaladas con vinagre y aceite de oliva y un pedacito de carne pescado o pollo a la plancha. Merienda una fruta y té, para la cena ensalada y sopa de pollo, baje la sal, elimine las harinas y el helado nocturno. Asi estuve por cinco dias, perdí 7 libras.

Hace dos dias junto a mis hermanas y sobrinas empecé una dieta de licuado de kale, pepino, manzana verde, piña y celeri, para desintoxicarme, sólo jugo todo el dia.

Ya llegué a mi peso, me duele la cabeza por falta de café, pero mi corazón y mi cuerpo están contentos,me imagino que el colesterol bueno también, el malo bajará mientras siga cuidando lo que como, lo que bebo y lo que pienso.




Hospitales que enferman

El año pasado por esta misma época celebraba que el nuevo plan de seguros (Obamacare) beneficiaría a las personas “grandes” y sanas como yo; mi nueva poliza, me ofrecía lo mismo que cuando trabajaba en una corporación, pero pagando la mitad.

Todo iba muy bien hasta que fuí a mi visita anual preventiva, que es “gratis” y que incluye exámen general, laboratorio, mamografía y papanicolau.

Cuando pedí la cita en el nuevo hospital,me pidieron los datos de mi póliza, allí explica lo que cubre y lo que no. Al llegar al hospital, otra vez, revisaron la tarjetica.

La doctora muy amable me examinó y me dió una órden para los exámenes de laboratorio, me ofreció  la vacuna de la gripe y la de la tosferina le dije que no, que el único químico que entraba en mi cuerpo era botox, la señora insistió y me puso la de shingles (culebrilla). Salí puyada pero contenta. Al día siguiente me hicieron los exámenes de orina y sangre.

En una semana llegaron los resultados, todo perfecto. Dos días después la cuenta: $1500 dólares. Me enfermé.

Llamé y pregunté, por qué, si eran exámenes preventivos, cubiertos por mi seguro, me cobraban ese monto, me dijeron que ní el hospital, ní la doctora estaban en mi network.

La que me dio la cita, la enfermera en el hospital y la doctora lo sabían, lo indica la tarjetica del seguro, pero nadie dijo nada.

Llevo tres dias peleando, y ya la cuenta va por la mitad, se equivocaron y lo saben, no es justo que una persona sana pague en un día lo que cuesta la póliza por un año.

El año que viene, si es que vuelvo al doctor,  tendré que asegurarme que el hospital y el médico estén en la “cadena” que me corresponde.

Brindemos por los problemas



Diez, nueve, tres, dos, uno: Feliz añooo.  Adios al 2014!

Parte de nuestra tradición es despedir al año viejo y recibir al nuevo con la familia y los amigos. El corazón  late más rápido y en ese instante nos sentimos conectados con el mundo. Se atropellaban los recuerdos, pensamos en los seres queridos que no están, lloramos y reimos por las cosas que hicimos y las que faltan por hacer.

Otra vez prometemos cambiar, emprender, hacer algo nuevo.

Mi año comenzó fuera de casa, abrazando a estraños, no me acostumbro, pero es la vida de los que dejamos nuestro país buscando reinventarnos. Lloré y reî como siempre y después de dar gracias por todo, le pedí a Dios que no me falten las ideas, las ganas de vivir y  problemas para resolver.

De regreso en una de las librerias del aeropuerto, me encontré con el último libro de Paulo Coello, “El adulterio”. Me quedan pocas páginas y no dejo de pensar en su contenido.

“El Adulterio” no trata sólo acerca de esa situación en donde uno, o los dos en la pareja deciden ser infieles, sino de la necesidad de los seres humanos de hacer cosas locas, distintas e irracionales para sentir que están vivos.

Tener la vida resuelta con marido o esposa, hijos, fortuna y salud no necesariamente es la respuesta a la felicidad, al contrario es la razón de la depresión y el hastío que experimentan los protagonistas de la nueva novela de Coello.

Por eso hoy mientras termino el libro, le pido a Dios que este año no me falten problemas para resolver, errores para aprender, razones para luchar. Quiero el entusiasmo de los niños.  Este libro me enseño que la pasividad que ofrece una vida resuelta y sin problemas, no es buena.

Leda Santodomingo Productions INC