Friday, September 23, 2016

Caceria de historias/ cuentos en la barra.

Empieza la cacería: de historias.

Mi hijo el músico antes de graduarse recorrió no menos de 10 restaurantes, al final cuando terminó el college y el postgrado, juró nunca más, jamás, volver a trabajar en un bar, por eso cuando le asomé la idea de que acompañaría a mi hermano en su negocio, con miras a crear mi propio bar, me contestó molesto: “Mamá yo apoyo todas tus aventuras en eso que llamas crecer, pero esa si es verdad que es una locura. No tienes idea de lo que significa atender a un cliente, escucharle sus interminables historias, a veces vienen molestos y la pagan con uno, porque creen que uno el mesonero, está a su servicio y les pertenece”.

Es lunes son las doce del mediodia y en cualquier parte del mundo el lunes es el dia de arranque, lento y tedioso primer dia de la semana. Llegamos mi hermano y yo acicaladitos con nuestro pantalón blanquito y nuestra camisita negra. Me siento como cuando hace unos 50 años mi hermanito y yo ibamos a nuestro primer dia de escuela el tenía 6 y yo 12.

Sacamos los muebles y las matas a la terraza, arreglamos las flores en el baño, hacemos el plan de las tapas que ofreceremos, si es que las piden, porque lo de mi hermano es un bar de copas y música, nada de cocinadera aunque es un  shef maravilloso. La idea que tengo de atender un bar es como preparar una fiesta cada dia, en este caso apenas conoces a los invitados y como dice mi hermano: “en algunas ocasiones tendrás que sacarlos, o no dejarlos entrar, porque se vuelven tan fastidiosos, después de varias copas que aturden y molestan al resto de los clientes que vienen a relajarse por un rato.

La calle está caliente, es septiembre en Canarias y ya casi comienza el periodo turístico para los que vienen de Alemania, Inglaterra y Finlandia. En Canarias hace calor todo el año, pero pareciera que hay varios veranos; el que disfrutan todo el año los residentes, el de los españoles  que vienen de la península, que empieza cuando termina la escuela  en Junio y el verano de los turistas del Norte que da inicio la segunda quincena de Septiembre y se extiende hasta Febrero, cuando se celebran unos carnavales tan buenos o mejores que los de Brasil. 

Mi hermano acaba de invertir en su “Essence” un barcito creado según el principio Feng Shui  en donde se equilibran los cuatro elementos. Tiene una energía divina, tanto que muchos lugareños  entran todos los dias como si el bar fuera  su casa, se toman una cerveza y se sientan como en los pueblos a hablar del vecino o de la última novedad del pueblo que es la misma de ayer, porque aquí en el Puerto La Cruz, en Tenerife, no pasa mucho.

Como a la 1 entra Julio, pide una cerveza paga un euro con 20 centavos y se la toma despacito… vivió en Venezuela y cada día relata una historia nueva que vivió hace 45 años: “Cuando no estaban Chávez y sus ladrones” y los venezolanos eran puros, así nos describe.

Luego un ratico después se cuela por la puerta Juan, otro canario que también recorrio toda Venezuela trabajando para la industria del hierro.  A la 1:15 entra quejándose, es un auténtico canario: buena gente, hablador, chismoso y quejón.

Mi hermano con  sus ojos grandes y su sonrisa de dientes imperfectos los llama por su nombre y les sirve a cada quien lo mismo de siempre. Lleva seis meses con el negocio, tratando de sobrevivir hasta que lleguen los verdaderos turistas, porque los de aquí, aunque son fijos, no gastan más de un par de euros cuando van camino a casa, a almorzar como a las 3 y después de cenar a las 10.

Hoy Lunes, mi primer dia de trabajo como mesera al servicio del sueño de mi hermano, aprendí a hacer el mejor mojito de Tenerife, una receta que prepara frente a todos: con generosidad: pone sus ingredientes azúcar, limón, hierva buena, hielo y  ron; seguidamente de una botella oscura sale un líquido blanco, allí está el secreto… en esa botella sin nombre mi hermano que es un zorro guarda el toque mágico, le preguntan que hay allí y les dice gracioso: “Lo que vez, un líquido blanco, es magia”, sonrie y les entrega una bebida refrescante que vende a dos por el precio de uno: Su mojito.

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