Friday, March 7, 2014

EL PELIGRO DE UN APLAUSO SIN ESFUERZO




Me encanta ir a las competencia de ajedrez con mi nieto, porque siempre está entre los primeros, no hay nada mejor  para una abuela que le premien al nieto, especialmente cuando el aplauso es merecido.

Es muy diferente cuando vamos al futbol, allí malos y buenos reciben medallas aunque algunos ni juegan, ni meten goles.

Eso ocurre seguido en algunas ligas  de deportes infantiles  en donde todavía aplican una filosofía de los  80 que planteaba que la autoestima era la clave del éxito... Claro que si, digo yo, pero por el mérito que da el logro.

En el afán de ayudar a los niños poniendo  en práctica esta forma de pensar, se sigue premiando a todos por igual, con méritos o sin ellos, esto, según el Dr Dan Kindlon, siquiatra de Harvard, produce más daños que beneficios, porque “los padres, queriendo evitar el  dolor y las frustraciones a sus hijos terminan peleando sus batallas.

No estamos ayudando a los niños, cuando promovemos el no esfuerzo. “Para qué esforzarme y trabajar duro, si igual me darán un premio”, es el mensaje que les damos.

Lo sabemos por nuestra propia experiencia,  en el dolor, en las caídas en las lágrimas y pérdidas está la vitamina que se necesita para formar adultos y líderes.

Déjemos pués que los niños lloren, que se caigan, que se ensucien, que resuelvan sus pequeñas frustraciones, dejemos que se formen.

 “Cuando a los niños se les aisla de situaciones dolorosas se vuelven incapaces de enfrentar la adversidad” -indica Wendy Mogel_ en su libro Skinned Knee, (Rodillas Rotas), son adultos que no funcionan, cuando se topan con la realidad.
“Preparar a nuestros hijos para el camino y no al camino para nuestros hijos”, es el consejo que nos dan los expertos.

No comments:

Post a Comment