Sunday, January 26, 2014

Ni monja, ni vendedora de alitas.


Seguramente a ustedes les pasa, un dia se sienten de 20, otras de 80. Ambas edades tienen su encanto, por eso lo mejor es reflejar lo que somos. Es alli donde está el problema: mi  alma cada día está más joven el cuerpo no.

El Viernes mis amigas me invitaron a un bar y les juro que me cambié cinco veces. Nada me gustaba, nada me quedaba.

Pienso que lo mejor de esta edad es hacer lo que nos plazca, y uno debe vestir como le provoque.  Claro cuando somos grandes, la sobriedad, la sencillez y la serenidad son nuestras mejores armas y esa belleza interna, lograda con los años, no deberia desaparecer con la ropa.

Sin embargo mientras buscaba  que ponerme, una voz me decia: “enseña las piernas ponte esa mini, ese jeans te resalta el trasero, si, si ponte esa camisita para que muestres el frente”. Mientras mi otro yo  susurraba: “no, eso nooo, está muy ajustado, ponte el swetercito cuello alto que te cubre las arrugas”. Dos almas enfrentadas.

Iba para un bar, quería vestirme de fiesta y no con el eterno vestidito negro que me pongo igual para velorios y fiestas. Mientras debatía, recordé a la tia Nelly,  siempre tan bella aún en sus 70. Impecable en cada detalle, ella decia: “La ropa y el maquillaje son un complemento, una herramienta para resaltar el poder maravilloso que tienen las personas grandes”.

“Ellas no necesitan aparentar, son. No son vitrinas, no se exhiben.  Son misteriosas y como los libros, prefieren que las descubran y despacito las lean”-decia-

Mi tia hablaba suave, sonreia grande y escuchaba siempre, la fiesta la llevaba adentro.

Hoy me miraré en el espejo vestiré lo más cómodo y pensando en mi edad intertaré compartir lo profundo de las monjas y la fiesta de las vendedoras de alitas. ( Hooters) *


* Hooters, lugar de venta de alitas, donde las chicas que atienden muestran todo lo que pueden a través de su minúsculo short color naranja.



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